domingo, 15 de mayo de 2011

PNEÛMA

Pneûma viene de πνεῦμα, (soplo, viento; aliento, respiración; espíritu o soplo divino). Tiene su origen en el verbo pneo πνέω (soplar, resoplar o respirar).
          El vocablo tiene una larga tradición y un amplio campo significativo. Desde que los discípulos de Hipócrates de Cos empiezan a escribir sus enseñanzas y ampliarlas con su experiencia en el S.IV a. C., hasta aproximadamente el año 100 a.C. (fecha del último escrito del corpus hipocrático), se gesta la teoría de los cuatro humores (χυμός en griego) que intervenían en el equilibrio corporal. En este contexto el pneûma es el soplo vital o principio que anima todas las partes del cuerpo.
          En filosofía Anaxímenes consideraba que el pneûma,  entendido como soplo vital pero también como aire, es el arché o principio de todas las cosas. De él ha salido todo por condensación y rarefacción. El aire domina y mantiene unido al Cosmos de la misma manera que el alma lo hace con el cuerpo. Este primer principio tiene la capacidad de pensar, indispensable para gobernar.

viernes, 13 de mayo de 2011

ÉTICA

La palabra "Ética" deriva del griego εθος (ethos). En origen significaba “residencia, morada, lugar donde se habita”. Se usaba, sobre todo en poesía, con referencia a los animales, para aludir a los lugares donde se crían y viven. Después se aplicó a los hombres para referirse a su país o patria. Este sentido fundamental de ethos como lugar exterior o país en el cual se vive pasaría a significar una especie de lugar interior, “morada intangible donde habita cada hombre”: el conjunto de las costumbres de cada ser humano. Según toda la tradición filosófica a partir de Aristóteles significaría, más precisamente, ´modo de ser´ o ´carácter´.
          No hay que confundir temperamento con carácter. La Psicología moderna distingue claramente estos dos conceptos. El temperamento es el modo de ser que se hereda y es innato. Pero el carácter es el modo de ser adquirido, esa morada intangible que el hombre se construye a lo largo de su vida. El carácter se construye mediante hábitos, esto es, mediante la repetición de actos iguales. El carácter es, pues, un conjunto de hábitos. Los hábitos buenos son virtud y los malos, vicio. Siendo así, un buen carácter está constituido por un el conjunto de buenas costumbres o virtudes. Y un mal carácter, de malas o vicios.
          Según la ética eudemonista de Aristóteles, un buen carácter es fundamental para ser feliz.
                  Para complementar la entrada ver video sobre la ética de Aristóteles.

lunes, 9 de mayo de 2011

EUDEMONÍA

Eudemonía viene del griego eudaimonia. Palabra compuesta de "εú" bueno y " δαίμων" o dáimôn con grafía latina. Dáimôn suele referirse a ciertos entes que comparten los rasgos fundamentales de lo que en otras tradiciones se denominan ángeles y demonios. No obstante, en griego, dentro de este campo semántico, tiene múltiples significados. El que creo que es más adecuada en relación con la palabra que nos trae es el que designa a seres divinos y semidivinos que vienen a ser intermediarios entre los dioses y los hombres. El Eros descrito en El Banquete de Platón seria, por ejemplo,  uno de estos seres mediadores. Lo interesante para dar significado pleno a la palabra eudemonismo es, precisamente, el carácter mediador. Por metonimia daimon sería entonces medio.
          Si apelamos a su etimología deberíamos decir más bien que la eudemonía es un medio para el bien. Así el término derivado: eudemonismo, vendría a designar los planteamientos éticos que constituyen una reflexión que viene a plantear estrategias o “medios” para alcanzar un fin, que es precisamente “un bien”, una vida mejor.
          No obstante, eudemonía se suele traducir por felicidad o buena vida. Y eudemonismo serían entonces las distintas escuelas éticas que reflexionan sobre qué es este bien, buena vida o felicidad, y se proponen elaborar normas básicas para alcanzarlo.
          Prácticamente toda la ética griega puede ser considerada eudemonista: Platón, Aristóteles, epicureismo, estoicismo, escepticismo y cinismo. También podríamos considerar eudemonista la ética de Tomás de Aquino, en el sentido que busca la felicidad, aunque sea en una vida futura. Aunque aquí deberíamos hacer otra división: eudemonismo terreno (los que buscan la felicidad en la vida presente) y eudemonismo ultraterreno (los que buscan la felicidad en una vida después de la muerte). Más recientemente podemos considerar eudemonista (eudemonismo terreno) la ética utilitarista, en el sentido que el objetivo de la acción correcta es para ellos alcanzar la máxima felicidad para el mayor número de personas.
          Existen otros planteamientos éticos que persiguen otro fin: la acción justa, la acción correcta o el mero deber. Tales éticas dejan en un segundo plano la cuestión de la felicidad. No es contradictorio entonces actuar correctamente y no alcanzar felicidad. La ética de Kant sería el más claro ejemplo. Tales éticas se suelen denominar deontológicas.

miércoles, 4 de mayo de 2011

TETRAFARMAKÓN

Tetrafarmakón viene del griego τετραφάρμακον. La palabra se compone de τετρα (tetra) que significa "cuatro"; y φάρμακον (pharmacon) que en español da fármaco y que significa en griego antiguo sustancia purificada que puede ser tanto medicina como veneno o hechizo. Quizá por la conciencia de que según la dosis puede resultar terapéutico o provocador de enfermedad.
          El término tetrafarmakón se debe a la escuela de Epicuro, y designaba con él el cuádruple remedio. Es decir, la medicina que viene a curar los cuatro miedos fundamentales de la vida: a la muerte, al dolor, al destino y a los dioses. Esta cura era fundamental para alcanzar la atraxia y la felicidad.
          Epicuro trató de combatir el miedo a la muerte mediante un famoso argumento filosófico: «A la muerte no hay que temerla, pues cuando estamos vivos no tenemos sensación de la muerte y, por tanto, no la sentimos. Y cuando estamos muertos, no tenemos sensación alguna y, por tanto, tampoco la sentimos». No hay que temer al dolor. Cuando es intenso dura poco y cuando dura más tiempo es menos intenso. En ambos casos es soportable. Si el dolor fuese muy intenso y duradero moriríamos. Pero a la muerte, fin de todo dolor, no hay que temerla como ya vimos anteriormente. No debemos temer el futuro. Nuestro destino no está "escrito", y si lo estuviera, no podríamos saber qué sucederá. El cuarto miedo que Epicuro combatió fue el miedo a los dioses, a sus enfados, castigos y represalias. Para ello, Epicuro trató de convencer a la gente de que los dioses, en el supuesto de que existan (pues Epicuro lo pone en duda), deberían de ser tan perfectos que no se preocuparían por los insignificantes asuntos humanos. Y mucho menos para castigarnos.

Ver video ilustrativo: "Epicuro y el tetrafarmakón"

HEDONISMO

La palabra hedonismo viene del griego ἡδονισμός  (hedonismos), formada de ἡδονή (hedone = placer) y el sufijo -ισμός (ismos = cualidad, doctrina, sistema).
          Ésta era la filosofía impulsada por Epicuro, que predica que la meta máxima de la vida era la felicidad. Para los epicúreos la felicidad se identificaba con el placer y la ausencia de dolor.

domingo, 1 de mayo de 2011

MAYÉUTICA

Mayéutica viene del vocablo griego μαιευτικη (maieutike) y se refiere al oficio de la persona que se ocupa del parto y ayuda a dar a luz.
          La palabra mayéutica da nombre a la segundo momento del método de conocimiento de Sócrates: el método dialéctico. Platón nos describe el método socrático en muchas de sus obras. Fundamentalmente en su diálogo Menón 
          Primero se intentaba llegar a la conciencia de la propia ignorancia realizando así la máxima socrática “sólo sé que no sé nada”. ¿Por qué? Evidentemente para conocer algo tenemos que estar persuadidos de que no sabemos. Quien cree saber no se preocupa de saber. Esta primera parte se realiza mediante la práctica de la ironía. Sócrates tomaba una actitud ingenua e irónica ante los valores morales que pretendía conocer: justicia, valor, prudencia, etc., hasta que persuadía a su interlocutor de que verdaderamente no sabía lo que creía saber. Éste se hacía consciente así de su propia ignorancia y se cumplía el primer objetivo del método dialéctico.
          El segundo momento intentaba llegar a un conocimiento de la verdad en cuestión, y este conocimiento no había que buscarlo fuera sino dentro de nosotros. Por eso esta segunda parte del método intentaba llegar a la máxima socrática “conócete a ti mismo” que se encontraba inscrita en el oráculo de Delfos. A esta segunda fase de la dialéctica la llama Sócrates “mayéutica”. La madre de Sócrates era comadrona, esto es, poseía “la técnica mayéutica” y esto consistía no en dar un niño a la madre sino en ayudar a la madre a que dé a luz el niño que ya posee en su interior. Sócrates pensaba que su actividad en las plazas y calles de Atenas consistía en algo parecido al oficio de su madre. No daba la verdad a sus discípulos, pero ayudaba, con pequeños apuntes y preguntas, a que cada cual diese a luz la verdad, la definición correcta, que posee en su interior.
                La dialéctica no siempre daba frutos. A veces no se llegaba a ninguna definición correcta del concepto moral en cuestión.

Ver video ilustrativo: "Ironía socrática"

ATEÍSMO

Ateísmo viene de la palabra ateo. Ateo proviene del adjetivo griego αθεος (atheós) , que significa ‘sin dios’ (en cualquiera de los dos sentidos, de no creer en uno o más dioses o de no venerarlos); siendo a la partícula negativa ‘no’ o ‘sin’; y theós: ‘dios’
          El término ateo tuvo su primer uso en la Roma antigua, para designar a todo aquel que no creyera en los dioses del panteón romano.
          Actualmente ya no se usa el adjetivo ateo para designar a los que no creen en unos dioses aunque crean en otros. En un sentido fuerte el ateismo se identifica hoy con los llamados filósofos de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud. Su negación de la existencia de Dios no es tanto por la dificultad de demostrar su existencia o inexistencia, sino por considerar que la creencia en Dios es una mentira perjudicial para el ser humano. La negación de la existencia de Dios se basa más en razones morales que lógicas. Gustavo Bueno gusta decir que el ateo es un agnostico combativo. O bien, que el agnóstico es un ateo que no tien interés en discutir sobre el tema.

Video ilustrativo de Gustavo Bueno

AGNOSTICISMO

Agnosticismo viene del griego α- (a-, sin) y γνώσις (gnōsis, conocimiento).
          El término agnóstico fue introducido por el zoólogo británico Thomas Henry Huxley (1825-1895) en 1869. Huxley definió a un agnóstico como alguien que niega tanto el ateísmo como el teísmo, y cree que la cuestión de si existe Dios es indeterminable e irresoluble.
          Esto es, un agnóstico es alguien que cree que no sabemos ni podemos saber con certeza si Dios existe. De modo que el agnóstico considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que transciende o va más allá de lo experimentado o experimentable.

HILEMORFISMO

Hilemorfismo viene de ὕλη materia y μορφή forma. El término se refiere a la filosofía de Aristóteles. El filósofo considera que toda realidad es un compuesto de materia y forma. La materia es de lo que está hecho el objeto; y la forma las características esenciales y accidentales del mismo. Así pues, una mesa, por ejemplo, está compuesta por la materia (a saber, madera, hierro, etc.) y por la forma, que incluye rasgos esenciales (los rasgos que hacen que una mesa pertenezca a la clase de objetos que llamamos mesas) y los rasgos accidentales (aquellas características propias de la mesa concreta, pero que no son necesarias para ser una mesa: grande, verde y cercana, por ejemplo).
          La forma esencial coincide con lo que Platón llama Idea, y viene a ser la definición genérica o universal.

ARETĒ

Aretē (en griego αρετή) es uno de los conceptos cruciales de la Antigua Grecia. Sin embargo, resulta difícil precisar con exactitud su sentido. En su forma más elemental, la areté es la "excelencia"; la raíz etimológica del término es la misma que la de αριστος (aristós, 'mejor'), que designa el cumplimiento acabado del propósito o función.
          Desde la Época Arcaica estuvo vinculado especialmente a la posesión de la valentía y la destreza en el combate. El ejemplo clásico es Aquiles, quien prefiere morir en combate antes que cualquier otra forma de vida.
          En la Grecia antigua podía hablarse indistintamente de la areté de un soldado, de un toro o de un navío, aunque su uso para los objetos inanimados es raro.          
          Hacia la época clásica —sobre todos los siglos V y IV a. C.— el significado de areté se aproximó a lo que hoy se considera virtud en general, incluyendo rasgos como la μεγαλοψυχια (megalopsyjía, "magnanimidad"), la σοφροσυνη (sofrosynē, "templanza") o la δικαιοσυνη (dikaiosynē, "justicia"). La adquisición de la areté era el eje de la educación (παιδεια, paideia) del joven griego para convertirse en un hombre. Según Hipias el fin de la enseñanza era el “Aretē”: capacitación para pensar, para hablar y para obrar con éxito.
          Tanto Platón como Aristóteles harían de la areté uno de los conceptos centrales de su doctrina ética.

Fuente principal: Wikipedia

CAOS Y COSMOS

La palabra caos  viene del griego χάος (Chaos).
          Según Werner Jaeger en su obra "La teología de los primeros filósofos griegos" en un pasaje de la Teogonia de Hesiodo muestra que el caos no es nada más que el espacio que se abre como un bostezo entre la Tierra y el Cielo. Pues según Jaeger la idea del caos pertenece a la herencia prehistórica de los pueblos indoeuropeos; pues la palabra está relacionada con kasko, (bostezo). En la Física habla Aristóteles del Caos como de un espacio (topos) vacío. Siguiendo a Jaeger la idea corriente del caos como algo en que todas las cosas están confusamente mezcladas es un perfecto error; y la antítesis entre el caos y el cosmos, que descansa sobre esta noción inexacta, es simplemente una invención moderna.
          La palabra cosmos procede del griego κόσμος (Cosmos).
          A su vez la palabra griega está derivada del verbo κοσμέω que se encuentra en la Ilíada de Homero con el significado de "ordenar". En el Canto II (verso 555) leemos sobre el caudillo ateniense Menesteo: "No había nacido aún el terrestre que compitiese con él en ordenar (κοσμῆσαι) caballos y guerreros, portadores de escudos." También significa ornamento. Quizá por la relación entre el orden y la belleza. De cosmos viene la palabra españolas cosmética, por ejemplo. No obstante, parece que fue Pitágoras el primero en utilizar el término Cosmos para describir el orden y la armonía inherentes a un universo regido por unas leyes cognoscibles e inteligibles por el hombre a través del número y la geometría. El cosmos sería entonces un todo ordenado y por ende bello (ornamentado) gracias al orden latente de naturaleza matemática. Cuando hoy hablamos del cosmos lo consideramos sinónimo de universo. No obstante, universo es una palabra de origen latino que nos indica hacia (versus) unidad (uni). La palabra universo está más de acuerdo con la física moderna que busca leyes unificadoras que rigan en todo el mundo físico. Mientras que el cosmos apunta más bien a una totalidad ordenada e incluso jerarquizada (la región terrestre y la región celeste en Atristóteles, por ejemplo, que poseían diferentes naturalezas)
          No obstante, y a pesar de Jaeger, caos y cosmos (cuando no apela al universo) se suelen relacionar en el lenguaje popular y a veces en el fiósofico o científico, como términos opuestos que básicamente se traducirían como desorden y orden respectivamente.

FÍSICA

La palabra física proviene de dos vocablos griegos φυσις (physis) que significa naturaleza y el sufijo -ica que quiere decir conocimiento. La física es la ciencia que se dedica al estudio de las transformaciones y cambios que sufre la materia y la naturaleza. No obstante, física es un cultismo, pues los griegos que estudiaban la naturaleza no se llamaban a sí mismos físicos, sino estudiosos o investigadores de la phisis.
          φυσις (physis) viene del verbo  φύω – fío – “crecer, producir o desarrollarse”. En latín se traduce por natura. Pero la palabra latina natura es a su vez derivada del participio del verbo nasci, que significa "nacer". Quiere esto decir que la "natura" no designaba en principio las cosas naturales que vemos en torno nuestro, sino los procesos naturales que las originan. De modo semejante a lo que sucede con la palabra griega correspondiente: phisis. Así pues Phisis y Natura indican fundamentalmente cambio y movimiento. Y más precisamente desarrollo desde sí. Y nos viene a indicar que los procesos naturales son inseparables de los objetos que conforman el mundo natural. De ahí que el problema del movimiento y el cambio fuese el gran problema a resolver por los llamados filósofos de la naturaleza, los primeros filósofos o filósofos presocráticos. Precisamente por esto se les suele llamar físicos.
          Sin embargo es Aristóteles el que precisa el concepto de phisis o natura (naturaleza). Para Aristóteles la phisis es el conjunto de los objetos naturales. Pero también es el principio intrínseco de movimiento, cambio y desarrollo que poseen los objetos naturales y del cual carecen los objetos artificiales o técnicos. La silla, en cuanto silla, no cambia o desarrolla por sí para ser una silla mejor o más perfecta. Pero el cachorro de perro o la semilla, sí. Su phisis les empuja a desarrollarse plenamente en lo que son en potencia: un perro adulto y un árbol.

ENTELEQUIA

Del griego ἐντελέχεια, compuesto por ἐντεληές, 'perfección' y ἔχω, 'tener', entre cuyos múltiples significados también está 'alcanzar'. A su vez Ἐντεληές estaría formado por ἐν, 'dentro de' o también 'dedicado a', y τελέω/τελεῶ, 'finalizar o completar'; significando entonces 'dedicado a completarse' o 'dentro de su propio fin', lo que haría referencia a la causa final de perfección.
          La palabra entelequia nos llega a través del latín escolástico entelechia y está recogida en el DRAE desde 1884. Fue acuñada por Aristóteles para designar la causa final de perfección (con lo que explicaba a Dios, que era acto puro) que hacía que una potencia se actualizara. La palabra es recuperada por Leibniz para referirse a las mónadas.