sábado, 10 de noviembre de 2012

IDEA

La palabra “idea” viene del griego ειδέα / ιδέα (aspecto, forma o apariencia). Esta palabra es derivada de είδω (eído) que significa "yo ví". De modo que originariamente la palabra está en relación con la visión. No obstante, Platón, en su teoría de las Ideas, va más allá. Y se refiere a ellas como definiciones generales de las cosas, eternas, inmóviles, inmutables, modelos perfectos de las cosas sensibles y existentes realmente en el τόπος οὑρανός (topos uranos o lugar celeste).

Si atendemos al insigne filósofo Manuel García Morente y a su clarificadora obra “Lecciones preliminares de filosofía”, la palabra idea sería un neologismo inventado o reinventado por el propio Platón:

“La situación de los filósofos que empezaban a filosofar hace veinticinco siglos era grave, porque no tenían a su disposición terminología ninguna. Para nosotros es muy sencillo: tiramos del cajón de la historia, y desde Platón hasta aquí tenemos una enormidad de términos para decir lo que queremos decir. Pero entonces no había más que los términos del idioma usual. Entonces los filósofos acudieron a dos recursos: uno, tomar del idioma usual un término y darle sentido filosófico; el otro recurso consiste en forjar un término nuevo. Esto hizo Platón al forjar la palabra “idea”: la formó con una raíz de un verbo griego que significa "ver". De modo que “idea”, en puridad, significa visión, intuición intelectual. Eso es exactamente lo que significa idea.”

ALEGORÍA

La palabra alegoría viene del griego  ἁλληγορία  (allegoria), formada de αλλος (allos = otro), ἁγορά (ágora = asamblea, plaza pública, mercado, discurso) y el sufijo - ια (-ia = cualidad). En retórica, se refiere a explicar un concepto abstracto por medio de varias metáforas continuadas, por ejemplo, este refrán persa:

Las raíces son el pueblo. El tronco, el rey. Considera que de las raíces saca el árbol todas sus fuerzas.

En filosofía es famosa la alegoría de la caverna de Platón, expuesta en el libro Vll de la República:

La caverna es el mundo sensible. El mundo exterior a la caverna es el mundo de las Ideas. Las cosas del exterior de la caverna son las Ideas. Y el Sol es la Idea de Bien.

Ver video ilustrativo: "La alegoría de la Caverna"


jueves, 8 de noviembre de 2012

HYBRIS

La palabra hybris se puede leer muy frecuentemente en tratados o ensayos de filosofía o literatura griega. Es la transcripción del griego ὑβρις (desmesura, todo lo que sobrepasa una justa medida, orgullo, soberbia). En la moral y la religión griegas no existe el concepto de pecado al estilo de la mentalidad judeocristiana. Sin embargo un principio que regula toda la ética griega es el concepto del término medio. Ni el amor ni el dolor ni las aspiraciones ni el poder ni cualquier otra cosa deben sobrepasar una medida razonable, lo que se expresa en la conocida máxima délfica μηδέν  αγαν (medén agan= "nada en exceso") que predica la moderación como principio de la vida. La hybris es pues algo que genera un desequilibrio y sobre todo que atrae la cólera de los dioses, siempre prestos a propiciar la ruina del que la muestra.

Generalmente la hybris es el tópico de toda la tragedia griega. El héroe sobrepasa las capacidades humanas y desarrolla unos sentimientos o unas aspiraciones desmedidas en su actuación. La tragedia clásica contrapone a la hybris la sophrosynê (σωφροσύνη), esto es, la moderación que respeta los límites que se imponen al hombre.

Platón habla de la hybris en varias de sus obras: En Fedro, las Leyes y en Critias. En el Fedro, Platón afirma que existe un tipo de deseo que "atolondrada y desordenadamente nos tira hacia el placer, y llega a predominar en nosotros", y añade que a este impulso se le ha dado el nombre de hybris.En las Leyes, al explicar que los espartanos han desterrado de su país aquello que hace insensatos a los hombres, vuelve a nombrar la hybris junto a los placeres cuando afirma que, en Esparta, no se ven ni "banquetes ni cuantas otras cosas acompañan a éstos excitando a más no poder todos los deleites". Más adelante, en este mismo texto, vuelve a colocar la hybris entre aquellos estados que "embriagándonos por el placer nos hacen perder el sentido" y nos convierten en insensatos, para acabar calificando con este apelativo al "deseo de engendrar descendientes" cuando se convierte en una necesidad y apetito que abrasa y enloquece por completo a los hombres. Siguiendo a Platón, se podría afirmar que dicha hybris es un modo de actuar que está precedido por una ofuscación del pensamiento, que excita y embriaga los sentidos, y cuyo deseo de engendrar puede llevar a la locura. Por consiguiente, si quitamos del hombre el pensamiento y embriagamos sus sentidos, dejándole sólo el deseo de engendrar, no nos queda más que un animal excitado por uno de sus instintos.

Aristóteles habla extensamente de la hybris en su Poética. A menudo los héroes cometen hybris por no hacer lo que está previsto en el destino o moira, literalmente parte o porción del lote. En algún momento del desarrollo de la tragedia el héroe que ha cometido la hamartía (ἁμαρτία), que se puede traducir como error trágico, defecto, fallo o pecado, descubre su propio error. Ese reconocimiento del error se denomina en griego anagnórisis (αναγνώρισις) y tiene como consecuencia el cambio de suerte del protagonista o peripecia (περιπέτεια en griego y que en latín se transcribe como peripétia). La acción trágica se caracteriza por el cumplimiento de la peripecia, que Aristóteles describe como “la inversión de las cosas”; es decir, el cambio de la suerte en desgracia. Esta inversión se relaciona con el castigo merecido al cometer el exceso.

Fuentes principales: etimologías Chile y Carmen Trueba

lunes, 29 de octubre de 2012

SYMPLOKĒ

Symplokē es la trascripción latina del término griego συμπλοκή. Symplokē es  la forma sustantivada del verbo symploko (σύμπλοκο en griego), que significa enlazar, ligar, unir e incluso luchar. Symplokē apunta a que no es cierto que nada esté relacionado con nada, ni que todo esté relacionado con todo. Más bien algunas cosas estás relacionadas con otras cosas.  Aunque es un término común de la lengua griega lo utiliza profusamente Platón para indicar que está relacionado con la actividad del filósofo. El filósofo se adentra en la complejidad de la realidad e intenta destrenzarla o desliarla para buscar conceptos que, colocados en un cierto orden, nos permiten describir la complejidad de lo que hay. Las Ideas están relacionadas unas con otras, pero no todas con todas. Así la Idea de Bien está en todas las demás Ideas, y la idea de armonía, por ejemplo, está también en la idea de justicia. No obstante, la Idea de ojo, por ejemplo, no tiene nada en común con la Idea de piedra.
El término es hoy muy utilizado por el filósofo Gustavo Bueno para explicar su filosofía materialista.

martes, 11 de septiembre de 2012

METEMPSICOSIS

La palabra metempsicosis viene del griego μετεμψύχωσις (metempsychosis), compuesto de: μετα- (meta) - junto a, después de, entre; Éν- (en, dentro) - este cambia a m antes de p, por eufonía; Ψυχη (psyche = alma) y -ωσις (-osis = formación, impulso o conversión).
      La metempsícosis consiste  en la transmigración del alma a otro cuerpo tras la muerte. O más llanamente, reencarnación. La palabra era utilizada por los antiguos órficos y, posteriormente, órficos-pitagóricos. Esta reencarnación al modo griego no depende de karma alguno como en filosofías orientales, sino de la necesidad de purificación del alma. 
      La creencia en la reencarnación estaba presente en los ritos órficos y dionisiacos referido al mito del dios Dioniso. Al nacer el dios Dioniso fue raptado por los titanes. Éstos cocieron su cuerpo en una caldera y lo devoraron. El corazón quedó en la caldera y a partir de él, la diosa Gea resucitó a Dioniso. Los gigantes fueron fulminados por el rayo de Zeus. De las cenizas de los titanes caídas a la tierra nació la raza humana. Por eso los seres humanos tienen una materia titánica impura y una chispa de divinidad procedente del cuerpo de Dioniso devorado por los gigantes. Esta chispa de divinidad es el alma. Y puesto que está contaminada por la materia titánica, debe purificarse y sufrir transmigrando por el mundo material. No obstante, este proceso se puede interrumpir para regresar definitivamente al plano divino. Para lograrlo, los órficos, y luego los órfico-pitagóricos, practicaban unas estrictas normas de vida que incluían el vegetarianismo, ciertas prohibiciones alimenticias (las habas por ejemplo eran un alimento prohibido); y prácticas y aprendizajes vinculados a la música y la matemática. También seguían en sus ritos iniciáticos los aprendizajes sobre cómo actuar en el mundo del más allá que, según la tradición, les había trasmitido el poeta, profeta y cantor Orfeo. La leyenda cuenta que Orfeo había descendido al Hades para rescatar a su esposa muerta, Eurídice. Tras fracasar en su intento de rescate, volvió a la tierra y desveló los secretos del Hades a sus discípulos. ¿Qué secretos? Al morir, las almas eran conducidas por Hermes hasta la orilla de la laguna Estigia. La laguna era cruzada en la barca de Caronte. Al entrar en el Hades y atravesar en un estado obnubilado sus brumosos campos, llegaban sedientas a la fuente de Leteo en cuyas aguas solían beber ansiosas. Leteo es la fuente del Olvido que proporciona el olvido total de la vida anterior. Este olvido era necesario para que las divinidades infernales reenviaran las almas de nuevo a un cuerpo que nace. Si no se bebía de Leteo y no se producía el olvido, el alma renacía en el Hades. Frente a Leteo se producía pues un dilema. Los órficos y pitagóricos abominaban de los dos caminos. Y trataban de evitarlos. Para ello aprendían técnicas sobre cómo realizar la catábasis (descenso al mundo de los muertos) e impedir el ciclo de las reencarnaciones y la temida reencarnación en el Hades. Usando en el Hades ciertas contraseñas y recitados, los iniciados órficos lograrían resistir la tentación de la sed y pasarían frente a la fuente de Leteo sin beber. Llegarían así a la fuente de Mnemósine, situada junto a un álamo blanco, cuyas aguas proporcionan la eterna memoria. Al beber de ellas se quedarían para siempre en los Campos Elíseos.

sábado, 4 de agosto de 2012

MELANCOLÍA

Melancolía procede de la voz latina melancholia que es la transcripción del término griego μελαγχολια, formada de μελας (melas = negro) y de χολης (cholis = bilis). La bilis negra era uno de los cuatro humores cardinales con la bilis amarilla, la sangre y la pituita o flema (humor de la nariz o mucosidad). La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante («pepsos»).Cuando los cuatro humores se desequilibraban («dyscrasia», mala mezcla), el individuo enfermaba. La terapia hipocrática pretendía restaurar este equilibrio. Por ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema. 
      Es famoso sin embargo el “Problema XXX”, escrito atribuido tradicionalmente a Aristóteles, donde se especula sobre la relación de la melancolía con los hombres de genio. En el texto se afirma que seres excepcionales como Belerofonte, Heracles o Áyax sufrieron melancolía. La conclusión de Aristóteles es que las personas geniales tienen ese carácter melancólico porque en ellos predomina la bilis negra. La melancolía solía aparecer junto a úlceras en la piel y epilepsia, y quienes la padecían solían buscar insistentemente la soledad. La bilis negra puede producir no sólo melancolía sino otros estados como osadía, charlatanería o agresividad. Aristóteles explica cómo funciona la bilis negra haciendo una comparación con el vino. La bilis negra modifica el comportamiento de las personas según sea fría o caliente o si está o no en contacto con el aire. Es pues sensible al viento y a la temperatura.

domingo, 29 de julio de 2012

OUSÍA

La palabra ousía es la trascripción latina del término griego οuσία. Ousía viene del participio femenino del verbo εiμί (imí). Esto es: ouσα. Significaría originariamente ser, existir, vivir, haber o tener. En el dialecto ático-jónico significaba originariamente riqueza de algo, nutriente, etc. En el Nuevo Testamento escrito en griego koiné todavía se sigue utilizando en ese sentido. Parece que este significado predomina hasta el siglo IV. Por extensión ousía significaría en el lenguaje cotidiano riqueza, posesión o propiedad. Sin embargo es Aristóteles el filósofo antiguo que más utiliza este término en un sentido filosófico que viene a ampliar o a modificar el sentido originario. 
       Para Aristóteles el término ousía es fundamento o soporte con respecto a otros géneros de realidad dependiente. En este sentido se opone a accidentes “accidens” (lo que sobreviene a). Ahora bien, ousía es entonces aquello en virtud de lo cual un ente se halla constituido y es capaz, en última instancia, de mantenerse y ser aquello que es. Lo que solemos entender por esencia. Asimismo, la noción filosófica de ousía incluye tradicionalmente una directa referencia al término "identidad". En efecto, a toda realidad presentada en términos de unicidad e inmutabilidad le pertenece correlativa y básicamente el predicado de identidad y el predicado de mismidad. La ousía es entonces soporte de accidentes y esencia permanente e idéntica a sí. 
       ¿Cómo se llegó entonces del significado común de ousía (hacienda, posesión, propiedad) al significado filosófico (soporte, esencia e identidad)? 
      Una explicación verosímil sería la siguiente: ousía en tanto que "propiedad" o "hacienda" es aquello que da consistencia e identidad al ciudadano griego. Por metonimia esa consistencia e identidad que conotaría el término pasaría a ser el significado principal y denotativo del término ousía en el sentido puramente filosófico:estabilidad, firmeza, ausencia de variación y permanencia. 
         Los escolásticos utilizan la palabra substantia para referirse a la ousía aristotélica. El término substantia parece dar prioridad al aspecto de la ousía relativa al soporte o sustento de accidentes en cada cosa particular. No obstante, este mero soporte es susceptible de derivar en pura indeterminación abstracta al menos en dos sentidos. En el sentido de los empirístas británicos (recordemos los análisis que Locke y Hume hacen de la sustancia material o cosa y la sustancia espiritual o yo); o en el sentido de los grandes metafísicos como Parménides o Hegel (el soporte último de toda realidad: el Ser mismo, el Ente). El filósofo alemán Martin Heidegger creía que traducir ousía por substantia había desvirtuado lo que realmente quería decir Aristóteles. Heidegger sabía que "ousía" significaba originariamente riqueza, propiedad, posesión, etc. Y según el filósofo alemán, Aristóteles todavía utilizaba la palabra con este primordial significado. Forma parte, en cierto modo, de ese Ser comprensible, cercano y concreto que nada o muy poco tiene que ver con el Ser abstracto de la metafísica.