La palabra metempsicosis
viene del griego μετεμψύχωσις (metempsychosis), compuesto de: μετα-
(meta) - junto a, después de, entre; Éν- (en, dentro) - este cambia a m
antes de p, por eufonía; Ψυχη (psyche = alma) y -ωσις (-osis =
formación, impulso o conversión).
La metempsícosis consiste en la transmigración del alma a otro cuerpo
tras la muerte. O más llanamente, reencarnación. La palabra era utilizada por
los antiguos órficos y, posteriormente, órficos-pitagóricos. Esta reencarnación
al modo griego no depende de karma alguno como en filosofías orientales, sino
de la necesidad de purificación del alma.
La creencia en la reencarnación
estaba presente en los ritos órficos y dionisiacos referido al mito del dios
Dioniso. Al nacer el dios Dioniso fue raptado por los titanes. Éstos cocieron
su cuerpo en una caldera y lo devoraron. El corazón quedó en la caldera y a
partir de él, la diosa Gea resucitó a Dioniso. Los gigantes fueron fulminados
por el rayo de Zeus. De las cenizas de los titanes caídas a la tierra nació la
raza humana. Por eso los seres humanos tienen una materia titánica impura y una
chispa de divinidad procedente del cuerpo de Dioniso devorado por los gigantes.
Esta chispa de divinidad es el alma. Y puesto que está contaminada por la
materia titánica, debe purificarse y sufrir transmigrando por el mundo
material. No obstante, este proceso se puede interrumpir para regresar
definitivamente al plano divino. Para lograrlo, los órficos, y luego los
órfico-pitagóricos, practicaban unas estrictas normas de vida que incluían el
vegetarianismo, ciertas prohibiciones alimenticias (las habas por ejemplo eran
un alimento prohibido); y prácticas y aprendizajes vinculados a la música y la
matemática. También seguían en sus ritos iniciáticos los aprendizajes sobre
cómo actuar en el mundo del más allá que, según la tradición, les había
trasmitido el poeta, profeta y cantor Orfeo. La leyenda cuenta que Orfeo había
descendido al Hades para rescatar a su esposa muerta, Eurídice. Tras fracasar
en su intento de rescate, volvió a la tierra y desveló los secretos del Hades a
sus discípulos. ¿Qué secretos? Al morir, las almas eran conducidas por Hermes
hasta la orilla de la laguna Estigia. La laguna era cruzada en la barca de
Caronte. Al entrar en el Hades y atravesar en un estado obnubilado sus brumosos
campos, llegaban sedientas a la fuente de Leteo en cuyas aguas solían beber
ansiosas. Leteo es la fuente del Olvido que proporciona el olvido total de la
vida anterior. Este olvido era necesario para que las divinidades infernales
reenviaran las almas de nuevo a un cuerpo que nace. Si no se bebía de Leteo y
no se producía el olvido, el alma renacía en el Hades. Frente a Leteo se
producía pues un dilema. Los órficos y pitagóricos abominaban de los dos
caminos. Y trataban de evitarlos. Para ello aprendían técnicas sobre cómo
realizar la catábasis (descenso al mundo de los muertos) e impedir el ciclo de
las reencarnaciones y la temida reencarnación en el Hades. Usando en el Hades
ciertas contraseñas y recitados, los iniciados órficos lograrían resistir la tentación
de la sed y pasarían frente a la fuente de Leteo sin beber. Llegarían así a la
fuente de Mnemósine, situada junto a un álamo blanco, cuyas aguas proporcionan la eterna memoria. Al beber
de ellas se quedarían para siempre en los Campos Elíseos.
Entonces también se puede interpretar como más allá dentro de la mente. M.A.D.
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