lunes, 29 de octubre de 2012

SYMPLOKĒ

Symplokē es la trascripción latina del término griego συμπλοκή. Symplokē es  la forma sustantivada del verbo symploko (σύμπλοκο en griego), que significa enlazar, ligar, unir e incluso luchar. Symplokē apunta a que no es cierto que nada esté relacionado con nada, ni que todo esté relacionado con todo. Más bien algunas cosas estás relacionadas con otras cosas.  Aunque es un término común de la lengua griega lo utiliza profusamente Platón para indicar que está relacionado con la actividad del filósofo. El filósofo se adentra en la complejidad de la realidad e intenta destrenzarla o desliarla para buscar conceptos que, colocados en un cierto orden, nos permiten describir la complejidad de lo que hay. Las Ideas están relacionadas unas con otras, pero no todas con todas. Así la Idea de Bien está en todas las demás Ideas, y la idea de armonía, por ejemplo, está también en la idea de justicia. No obstante, la Idea de ojo, por ejemplo, no tiene nada en común con la Idea de piedra.
El término es hoy muy utilizado por el filósofo Gustavo Bueno para explicar su filosofía materialista.

martes, 11 de septiembre de 2012

METEMPSICOSIS

La palabra metempsicosis viene del griego μετεμψύχωσις (metempsychosis), compuesto de: μετα- (meta) - junto a, después de, entre; Éν- (en, dentro) - este cambia a m antes de p, por eufonía; Ψυχη (psyche = alma) y -ωσις (-osis = formación, impulso o conversión).
      La metempsícosis consiste  en la transmigración del alma a otro cuerpo tras la muerte. O más llanamente, reencarnación. La palabra era utilizada por los antiguos órficos y, posteriormente, órficos-pitagóricos. Esta reencarnación al modo griego no depende de karma alguno como en filosofías orientales, sino de la necesidad de purificación del alma. 
      La creencia en la reencarnación estaba presente en los ritos órficos y dionisiacos referido al mito del dios Dioniso. Al nacer el dios Dioniso fue raptado por los titanes. Éstos cocieron su cuerpo en una caldera y lo devoraron. El corazón quedó en la caldera y a partir de él, la diosa Gea resucitó a Dioniso. Los gigantes fueron fulminados por el rayo de Zeus. De las cenizas de los titanes caídas a la tierra nació la raza humana. Por eso los seres humanos tienen una materia titánica impura y una chispa de divinidad procedente del cuerpo de Dioniso devorado por los gigantes. Esta chispa de divinidad es el alma. Y puesto que está contaminada por la materia titánica, debe purificarse y sufrir transmigrando por el mundo material. No obstante, este proceso se puede interrumpir para regresar definitivamente al plano divino. Para lograrlo, los órficos, y luego los órfico-pitagóricos, practicaban unas estrictas normas de vida que incluían el vegetarianismo, ciertas prohibiciones alimenticias (las habas por ejemplo eran un alimento prohibido); y prácticas y aprendizajes vinculados a la música y la matemática. También seguían en sus ritos iniciáticos los aprendizajes sobre cómo actuar en el mundo del más allá que, según la tradición, les había trasmitido el poeta, profeta y cantor Orfeo. La leyenda cuenta que Orfeo había descendido al Hades para rescatar a su esposa muerta, Eurídice. Tras fracasar en su intento de rescate, volvió a la tierra y desveló los secretos del Hades a sus discípulos. ¿Qué secretos? Al morir, las almas eran conducidas por Hermes hasta la orilla de la laguna Estigia. La laguna era cruzada en la barca de Caronte. Al entrar en el Hades y atravesar en un estado obnubilado sus brumosos campos, llegaban sedientas a la fuente de Leteo en cuyas aguas solían beber ansiosas. Leteo es la fuente del Olvido que proporciona el olvido total de la vida anterior. Este olvido era necesario para que las divinidades infernales reenviaran las almas de nuevo a un cuerpo que nace. Si no se bebía de Leteo y no se producía el olvido, el alma renacía en el Hades. Frente a Leteo se producía pues un dilema. Los órficos y pitagóricos abominaban de los dos caminos. Y trataban de evitarlos. Para ello aprendían técnicas sobre cómo realizar la catábasis (descenso al mundo de los muertos) e impedir el ciclo de las reencarnaciones y la temida reencarnación en el Hades. Usando en el Hades ciertas contraseñas y recitados, los iniciados órficos lograrían resistir la tentación de la sed y pasarían frente a la fuente de Leteo sin beber. Llegarían así a la fuente de Mnemósine, situada junto a un álamo blanco, cuyas aguas proporcionan la eterna memoria. Al beber de ellas se quedarían para siempre en los Campos Elíseos.

sábado, 4 de agosto de 2012

MELANCOLÍA

Melancolía procede de la voz latina melancholia que es la transcripción del término griego μελαγχολια, formada de μελας (melas = negro) y de χολης (cholis = bilis). La bilis negra era uno de los cuatro humores cardinales con la bilis amarilla, la sangre y la pituita o flema (humor de la nariz o mucosidad). La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante («pepsos»).Cuando los cuatro humores se desequilibraban («dyscrasia», mala mezcla), el individuo enfermaba. La terapia hipocrática pretendía restaurar este equilibrio. Por ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema. 
      Es famoso sin embargo el “Problema XXX”, escrito atribuido tradicionalmente a Aristóteles, donde se especula sobre la relación de la melancolía con los hombres de genio. En el texto se afirma que seres excepcionales como Belerofonte, Heracles o Áyax sufrieron melancolía. La conclusión de Aristóteles es que las personas geniales tienen ese carácter melancólico porque en ellos predomina la bilis negra. La melancolía solía aparecer junto a úlceras en la piel y epilepsia, y quienes la padecían solían buscar insistentemente la soledad. La bilis negra puede producir no sólo melancolía sino otros estados como osadía, charlatanería o agresividad. Aristóteles explica cómo funciona la bilis negra haciendo una comparación con el vino. La bilis negra modifica el comportamiento de las personas según sea fría o caliente o si está o no en contacto con el aire. Es pues sensible al viento y a la temperatura.

domingo, 29 de julio de 2012

OUSÍA

La palabra ousía es la trascripción latina del término griego οuσία. Ousía viene del participio femenino del verbo εiμί (imí). Esto es: ouσα. Significaría originariamente ser, existir, vivir, haber o tener. En el dialecto ático-jónico significaba originariamente riqueza de algo, nutriente, etc. En el Nuevo Testamento escrito en griego koiné todavía se sigue utilizando en ese sentido. Parece que este significado predomina hasta el siglo IV. Por extensión ousía significaría en el lenguaje cotidiano riqueza, posesión o propiedad. Sin embargo es Aristóteles el filósofo antiguo que más utiliza este término en un sentido filosófico que viene a ampliar o a modificar el sentido originario. 
       Para Aristóteles el término ousía es fundamento o soporte con respecto a otros géneros de realidad dependiente. En este sentido se opone a accidentes “accidens” (lo que sobreviene a). Ahora bien, ousía es entonces aquello en virtud de lo cual un ente se halla constituido y es capaz, en última instancia, de mantenerse y ser aquello que es. Lo que solemos entender por esencia. Asimismo, la noción filosófica de ousía incluye tradicionalmente una directa referencia al término "identidad". En efecto, a toda realidad presentada en términos de unicidad e inmutabilidad le pertenece correlativa y básicamente el predicado de identidad y el predicado de mismidad. La ousía es entonces soporte de accidentes y esencia permanente e idéntica a sí. 
       ¿Cómo se llegó entonces del significado común de ousía (hacienda, posesión, propiedad) al significado filosófico (soporte, esencia e identidad)? 
      Una explicación verosímil sería la siguiente: ousía en tanto que "propiedad" o "hacienda" es aquello que da consistencia e identidad al ciudadano griego. Por metonimia esa consistencia e identidad que conotaría el término pasaría a ser el significado principal y denotativo del término ousía en el sentido puramente filosófico:estabilidad, firmeza, ausencia de variación y permanencia. 
         Los escolásticos utilizan la palabra substantia para referirse a la ousía aristotélica. El término substantia parece dar prioridad al aspecto de la ousía relativa al soporte o sustento de accidentes en cada cosa particular. No obstante, este mero soporte es susceptible de derivar en pura indeterminación abstracta al menos en dos sentidos. En el sentido de los empirístas británicos (recordemos los análisis que Locke y Hume hacen de la sustancia material o cosa y la sustancia espiritual o yo); o en el sentido de los grandes metafísicos como Parménides o Hegel (el soporte último de toda realidad: el Ser mismo, el Ente). El filósofo alemán Martin Heidegger creía que traducir ousía por substantia había desvirtuado lo que realmente quería decir Aristóteles. Heidegger sabía que "ousía" significaba originariamente riqueza, propiedad, posesión, etc. Y según el filósofo alemán, Aristóteles todavía utilizaba la palabra con este primordial significado. Forma parte, en cierto modo, de ese Ser comprensible, cercano y concreto que nada o muy poco tiene que ver con el Ser abstracto de la metafísica.

lunes, 7 de mayo de 2012

PERIPATÉTICO


La palabra peripatético es un cultismo griego (περιπατητικός) formado del prefijo περι (peri = alrededor), el verbo πατειν (patein = deambular) y el sufijo ικο (ico = "relacionado con"). Peripatético significa entonces "que deambula alrededor”.
      A la escuela aristotélica se la denomina peripatética. Peripatéticos son entonces los seguidores de la filosofía de Aristóteles. Al parecen eran llamados de esta manera porque tales filósofos, ya sea entre ellos o con sus discípulos, debatían mientras caminaban alrededor de un patio. El patio fue llamado peripatos. Los más célebres filósofos peripatéticos que sucedieron a Aristóteles fueron Teofrasto y Estratón de Lampsaco. 
      En castellano esta palabra tiene también el sentido de 'ridículo' o 'extravagante', probablemente por cruce con patético, vocablo éste que, no obstante, tiene otro origen.

domingo, 6 de mayo de 2012

AFASIA

Afasia procede del vocablo griego αφασία: sin palabra.
       El término se relaciona con Pirrón de Elis y la filosofía escéptica. Al ser todo igualmente indiferente, hay que mantenerse sin opiniones. Se trata de lo que los escépticos denominaron "abstención de juicio" (epoché), que conduce al silencio (afasia). Esta indiferencia teórica sirve de base a la indiferencia práctica, a la humildad y la mansedumbre, así como a la impasibilidad o apatía (apathéia). La vida sabia consiste en conseguir un equilibrio perfecto que nada pueda turbar (ataraxia), sustituyendo los dogmas por las costumbres y las inclinaciones naturales. 
       En 1864 el médico francés Armand Trousseau utiliza el término para designar un trastorno en el cual el sujeto pierde la capacidad de producir o comprender el lenguaje. La afasia se debe, desde el punto de vista neurológico, a lesiones cerebrales en el área especializada en el lenguaje.

EPOCHÉ

Epochē (del griego εποχή «suspensión») es un concepto originado en la filosofía griega, utilizando principalmente por la corriente escéptica. En los tiempos modernos fue revitalizado por la fenomenología de Edmund Husserl si bien no en su acepción inicial.
Originariamente, según la definición de Sexto Empírico, la epochē es «el estado de reposo mental por el cual ni afirmamos ni negamos», o si se quiere una actitud mental de imperturbabilidad o ataraxia (del griego αταραξια). El concepto tenía distintos grados de «intensidad» según los distintos filósofos de esta corriente, abarcando desde la suspensión radical del juicio para algunos en el caso de especulaciones teóricas, hasta posiciones próximas del probabilismo en otros casos. En lo que respecta a aspectos no ya teóricos sino prácticos, el concepto tendía a confundirse con la 'metripatía, que puede traducirse como la adopción de una actitud de prudencia cuando se trata de evaluar sentencias de carácter moral.
El concepto epochē jugó un rol importante en la corriente filosófica del escepticismo de Pirrón. Partiendo del supuesto de que no conocemos nada, Pirrón argumentó que la actitud que más conviene adoptar es la epochē, es decir, la suspensión del juicio o de la afirmación. No es exacto afirmar que esta posición implica la idea de que no tenemos ninguna posibilidad racional de elegir entre uno u otro curso de acción. Más bien se relaciona con el hecho de que un determinado tipo de vida o acción no puede ser catalogado como el «definitivamente correcto». Tampoco es acertado postular que los escépticos niegan dogmáticamente la posibilidad de todo conocimiento: la misma palabra Skepsis implica «siempre buscar», «siempre investigar». En efecto, sería contradictorio afirmar plenamente que nada puede ser objeto de conocimiento ya que esa misma proposición sería paradójicamente elevada a la categoría de algo que se conoce.
En la fenomenología de Husserl el concepto de epochē se redefine de una manera más radical, como un cambio fundamental de actitud no sólo respecto al conocimiento y a las teorías ya existentes, (lo que se aparenta a la suspensión del juicio) sino también frente a la realidad misma. Cambio de actitud que Husserl describe con las imágenes de "poner entre paréntesis" (Einklammerung), de «desconexión» (Ausschaltung) de la cotidianeidad. Esta sería un presupuesto del método para llegar a lo que Husserl denomina reducción fenomenológica.
Tal radicalidad permite distinguir a la epoché en sentido husserliano, no sólo de la epochē clásica, sino también de todo otro concepto con el que puedan presentarse analogías, entre los que pueden citarse la duda cartesiana o la abstención de explicaciones metafísicas propugnada por Auguste Comte. Tampoco es para nada la negación de la realidad. 
Ese cambio radical frente a la actitud «natural», nos pone en el umbral del conocimiento filosófico. Ferrater Mora explica que en esa «puesta entre paréntesis» no sólo van a quedar encerradas las doctrinas y teorías respecto de la realidad, sino también, la realidad misma: como consecuencia de ello, la realidad no resulta modificada sino «alterada». Sólo esta actitud permitiría alcanzar la conciencia pura o transcendental.

Fuente: wikipedia