La palabra demiurgo viene del griego δημιουργός,
compuesto de δήμιος (dēmios), público, popular, perteneciente al pueblo y ἒργον
(ergon), trabajo, propiamente ”el que trabaja para el público”. Entonces, el
demiurgo era alguien que trabajaba para el pueblo, o sea, para los demás (no
para sí mismo). Dicho en otros términos, el demiurgo es el artesano, el que
vive de la creación de cosas materiales en vez de cultivar la tierra, apacentar
el ganado o pescar en el mar (todas actividades que en una economía primitiva,
anterior al comercio, se desarrollan "para uno mismo", por así
decirlo, porque lo cultivado, lo apacentado o lo pescado se come, y lo
manufacturado no).
Platón utiliza la palabra en dos sentidos. A la vez que excluye a los artistas incluye a los demiurgos, es decir, a los artesanos,
dentro del proyecto de Ciudad Ideal que promueve en la "República".
Pero en su obra Timeo, Platón usa la palabra "demiurgo" también para
referirse al supremo artesano que no creó el mundo sino que, a partir de la
materia eterna, ordenó el caos primordial y lo transformó en el mundo conocido,
del mismo modo que un artesano modela sus vasijas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario