Erística, del
griego "eristiké" ἐριστική, está relacionado
con "Eris" Ἒρις, que es la diosa de la discordia. Eris era hermana de
Ares, el dios de la guerra, y una de las cuatro hijas de Zeus y Hera. En la
mitología griega, Eris era impopular entre los otros dioses, y era rechazada
con frecuencia por ellos. Normalmente, esto desataba su terrible ira.
El ejemplo
más claro de este carácter iracundo de Eris se encuentra en el mito que habla
de la boda de las deidades Peleo y Tetis. Eris no fue invitada a la boda, pero
ella se presentó de todos modos. Cuando se le negó la entrada,
Eris, furiosa, arrojó una manzana de oro a las diosas reunidas que contenía la
siguiente inscripción: "Para la más bella". Esto dio lugar a la
discordia entre las tres diosas que reclamaban la manzana. Al final, ninguna de
las diosas obtuvo la manzana de oro, ya que terminó en las manos de Paris, el
hijo mortal del rey de Troya. París finalmente le dio la manzana a la diosa Afrodita a cambio de su promesa de entregarle a él la
mujer más hermosa del mundo, Helena de Troya, lo que finalmente dio lugar a la
Guerra de Troya.
La diferencia entre Ares, dios de la guerra, y Eris, su
hermana discordia, es que Eris parecía disfrutar con el conflicto y se asociaba
a menudo con características como la rivalidad, los celos y la ira. Los
antiguos griegos creían que Eris perseguía los campos de batalla y que gozaba
con la muerte y el sufrimiento humanos. Homero describe a Eris durante la
guerra de Troya en un pasaje particularmente horrible en "La Ilíada",
arrastrando un cadáver tomado de los pies a través de la carnicería del campo
de batalla y con la ropa manchada de sangre.
En filosofía Eristica, del griego
"eristiké" ἐριστική (aficionado a la
discusión), se asocia al método utilizado en los debates por quienes,
independientemente de la verdad o falsedad de la tesis mantenida, se proponen
como único objetivo la victoria en la discusión, recurriendo a la argumentación
sutil y a los elementos de retórica a su alcance. Platón utiliza el término
despectivamente para referirse al método de los sofistas, y lo opone a la
dialéctica, el verdadero arte de la investigación y del diálogo que busca el
conocimiento de la verdad.
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